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Audiolibro La memoria vegetale

Tenemos una memoria orgánica, registrada, guardada y elaborada por nuestro cerebro, y desde sus orígenes el hombre se ha apoyado en una memoria mineral, tallando en piedra u óbolos de arcilla, hasta la memoria de silicio de nuestros computadores actuales. Junto a estas dos memorias se ha desarrollado una memoria vegetal, desde los papiros hasta el papel de retazos y el papel hecho de madera que se usa hoy en día. Y el ejemplo principal de memoria vegetal es el libro, el amor por el cual se llama bibliófilo. ¿Qué significa coleccionar libros, antiguos o de valor de una manera u otra? El bibliófilo vive un placer solitario, ya que si recolectara porcelana china la mantendría en el salón y los visitantes quedarían encantados, mientras que nunca sabe para quien sacar de sus estantes secretos sus ejemplares más preciados. Los no bibliófilos no entienden por qué un libro del siglo XVII en octavo, con hojas enrojecidas, puede ser la orgullo para la persona que es el último en tenerlo en circulación. Y aunque aprecian un incunable con páginas aún blancas y crujientes, bellamente ilustradas y rubricadas, solo hojean algunas páginas y no son sensibles a la historia que ese libro cuenta, a veces a través de sus pocas señales de uso o sus anotaciones manuscritas en los márgenes, que tienen la misma antigüedad. Estas escrituras se publicaron en varias ocasiones y fueron dedicadas a los bibliófilos. Pero, excepto tal vez la disertación sobre la Hanau de 1609 (que ha entrado a todas las bibliografías especializadas, y cuya lectura requiere gusto antiguo, pasión filológica y profundo amor por el libro antiguo), los demás fueron escritos también para seducir, o al menos liberar de tantos complejos, tanto a los no bibliófilos, como a los bibliófilos futuros, o aquellos que se ignoran a sí mismos. Éstos serán arrastrados por las excursiones dela clásicos como Kircher, por la lista de bibliófilos locos, de ladrones compulsivos de libros o de biblioclastas (aquellos que destruyen los libros, los queman, los censuran), por una serie de variaciones científicas sobre los libros de ayer y el mañana, y por muchas otras exploraciones vagabundas de fastuosas bibliotecas reales o imaginarias.

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  1. Cailin dice:

    ¡Vaya descubrimiento este Audiolibro La memoria vegetale! Me encantaría sumergirme en esa experiencia sensorial. ¿Alguien más lo ha escuchado?

  2. Zuri dice:

    ¡Que bueno que existan audiolibros! Son una forma accesible de disfrutar de la literatura.

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